Departamento de Cultura

Pedro Marín Novoa

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Los hechos descritos, los múltiples testimonios conocidos por la Comisión y la sentencia condenatoria del Tribunal competente, permiten formarse la convicción que Pedro Marín fue víctima de la acción de personas al servicio del Estado, quienes violaron sus derechos humanos al quitarle la vida.

Organización laboral PEM y POJH, el caso del joven Pedro Marín Novoa y el Sindicato de Trabajadores en Pudahuel.

Ante la degradación permanente que comienza a experimentar los pobladores de la comuna de Pudahuel, principalmente por la agudización de la crisis y la falta de trabajo, estos comienzan a inscribirse a los programas de empleabilidad PEM y POJH impulsados por el gobierno militar a inicios de los años 80.

De acuerdo a los testimonios a distintos pobladores de la comuna, se reconoce que, en estos espacios laborales ofrecidos por la dictadura militar, no cubría las necesidades mínimas que requerían los pobladores, por una parte, el bajo sueldo de estos se obtenía, además de las relaciones laborales de indignidad que generaban en cada uno de los inscritos.

La socióloga Karina Ahumada recopila un interesante testimonio de mujeres que participaron en los inicios de los programas, y experimentaron estas relaciones de indignidad: “Lo otro que yo quise recoger de estas mujeres que yo no sé si serán… las mujeres que trabajan en el PEM y el POJH. (…) te cuento que varias mujeres que yo conocí en esos años trabajan aquí, eran humilladas aquí, eran acarreadas en camiones, se bajaban el pelo blanco de tierra, entre esas mujeres estaba mi mamá. Y mi mamá tiene un… ella no sabia ni leer ni escribir, pero era muy feminista, muy chora¨, muy erriesgá”.

“Había mucha gente que el PEM y el POJH los llevó a transformarlos en alcohólicos, la cantidad de copete que había era inmensa, el copete era muy barato, por lo tanto, había una pelea muy grande. Veíamos a las mujeres sacándose la cresta y los compadres tomándose lo poco y nada que ganaban.”  

La respuesta a estas relaciones laborales mínimas que se dieron en la comuna y la decadencia experimentada por los pobladores a través de la cesantía y los trabajos parasitarios que ofrecían estos programas, provocaron que diversos grupos vinculados a partidos políticos de izquierda, a motivar la acción de los pobladores, a levantar la demanda hacia condiciones de mayor dignidad y justicia, de cara a una oposición política ante la Dictadura.

Los trabajadores de la comuna de Pudahuel comienzan a realizar las primeras movilizaciones en protesta a sus relaciones laborales, para el año 1983, se realiza un paro masivo de los trabajadores del POJH de Pudahuel y San Miguel, en el cual se exige la cancelación de los sueldos correspondientes al 15 del mes de abril.

Junto con las relaciones de precarización que se desarrollaron hacía en los pobladores de la comuna se encuentra, además, las prácticas de “disciplinamiento” que la dictadura militar impulsaba hacia mundo popular, buscando promover una imagen de legitimidad de la dictadura.

Para el mes de septiembre de ese mismo año, los trabajadores del PEM y el POJH fueron obligados por la municipalidad a participar en un acto de homenaje al régimen para el 11 de septiembre, la convocatoria se llevó a cabo mediante amenazas que trabajadores del programa denunciaron a revista SOLIDARIDAD, “…el jefe de operaciones a cargo del POJH había citado a los jefes de proyecto y les había informado que, a petición del alcalde, al menos el 50 por ciento de los obreros debían concurrir a la concentración oficial.”

Con la obligación de participar, los trabajadores del POJH de la comuna fueron reunidos en el complejo deportivo “Santa Corina”. En este lugar se pasó lista y se esperó los vehículos que llevarían a los “voluntarios” a la ceremonia oficial, al llegar los primeros vehículos comenzaron las manifestaciones en contra del gobierno dictatorial y la obligatoriedad de su participación en la instancia ceremonial; lo que comenzó con el correo del estribillo “Y va a caer…”, pasó al apedreamiento de los vehículos, en el lugar apareció un furgón policial, una micro de carabineros y un jeep Suzuki rojo con funcionarios municipales. 

La policía arremetió fuego contra los trabajadores del POJH quienes se refugiaron en los departamentos de calle General Bonilla, para luego subir hasta las intersecciones de las avenidas La Estrella con San Francisco hasta la parroquia Cristo Resucitado, funcionando como equipo de salud, “brindando oportuna atención a los más de 30 heridos con perdigones como consecuencia de la acción de carabineros. Los pobladores apoyaron con gran solidaridad al grupo, aportándole vendas, gasa y medicamentos.”

Debido a estos actos de represión por parte de las fuerzas públicas, el joven poblador y trabajador del POJH, Pedro Marín Novoa de 24 años, pierde la vida de manera inmediata producto de un impacto de bala proporcionadas por los funcionarios municipales Julio Gonzalez Radagkovich, Joaquin Piña Giamesti y Luis Zeledón Isla, quienes fueron procesados por ley de infracción de armas y el asesinato del joven pudahuelino. Junto con esta declaración de culpabilidad, el alcalde de la comuna de ese entonces Eduardo Bajut, seria recluido en el anexo cárcel Capuchinos, reemplazado por Oyarzun.

Los hechos de violencia ocurridos en Pudahuel tuvieron repercusiones en la prensa nacional, llegando a ser cuestionada la institucionalidad municipal por el poder y extorsión a los pobladores de la comuna. 

Conocido como el “Caso Pudahuel” o “Pudahuelazo”, fue creando, “un progresivo sentimiento de que algo no muy santo ocurre tras las bambalinas municipales”. Entre estas cosas, describe la revista Análisis, que dentro del municipio existe un sentimiento de “terror” entre funcionarios municipales por la obligación al silencio ante el miedo a los despido (cuestión agravante considerando el aumento de la cesantía en el país), de diversos “proyectos brujos” donde “nadie -o muy pocos conocen su destino final”. La revista pone en cuestionamiento la completa autonomía que tiene la alcaldía de la dictadura, comparándola con un Feudo, ordenado por el alcalde Bajut, mantenida por un trabajo interno de seguridad y de extorsión hacia trabajadores municipales y sobre todo hacia afuera entre los pobladores y pobladoras de Pudahuel.

En la edición La Segunda, denunciaba que “el alcalde tiene junto a sí un cuerpo de vigilantes organizados por el que permanecen “alertas” las 24 horas del día… Parece como si ya dependiera de la protección normal y legal de la fuerza pública”.

Los hechos ocurridos ese 11 de septiembre del ¨83 en el estadio de Pudahuel y, agravadas con el asesinato de Pedro Marín Novoa, dieron paso a que los trabajadores del PEM y POJH de la comuna, materializaran un posicionamiento político más radical y demandante, a través del sindicato (al cual llevó posteriormente el nombre del joven asesinado) demandaron una serie de exigencias que fueron acompañadas de movilizaciones dentro del sector poniente de la capital.

La Revista Hechos Urbanos, presenta meses después de la tragedia acontecida, los trabajadores del PEM y POJH de la comuna de Pudahuel suspendieron sus labores para presentar un pliego de peticiones al alcalde Sergio Oyarzún. Entre otras cosas, solicitan que sea eliminado el PEM y todos queden en el POJH, con un salario de 12 mil pesos mensuales, que las mujeres no trabajen a la par con ellos, con chuzo y pala, sino en actividades de corte femenino y que se les atienda sin trabajas en los policlínicos del Ministerio de Salud. El alcalde conversó con 5 mil trabajadores en el anfiteatro municipal, y contestó a parte de las peticiones.

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